domingo, 23 de julio de 2023

Muestra itinerante Internacional de Libro de Artista "Stupor Mundi" - Parole di libertá (Italia)




Muestra itinerante Internacional de Libro de Artista

"Stupor Mundi" - Parole di libertá (Italia)

Mostra Internazionale di libro d' artista - 2023




Mónica González Velázquez, Ciudad de México; 2023

La teoría del paraíso II

Técnica mixta (12.5 x 18.8 cm)

 












JUSTIFICACIÓN CONCEPTUAL

Hay libros que se planean como una unidad. La teoría del paraíso II es un compendio en que la evolución del poema visual, comprende y transgrede tres grandes etapas: fotografía, encuadernación artesanal, y ejercicios de pintura acrílica. Las facetas del lenguaje plástico se unen a la interpretación no verbal. Existe un metalenguaje que podemos entrever en las imágenes que narran una historia sin palabras. La teoría del paraíso II es la conjunción de todas las inquietudes de un ser que se cuestiona y se maravilla de su entorno. Este libro es cómo el poema que desde lo más profundo aspira a acoger una realidad sensible, el mundo como reunión confusa de sensaciones e impresiones multicolores, reverberantes, perceptibles



Mónica González Velázquez (Ciudad de México, 1973)

Editora y poeta visual-experimental. Egresada de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Cursó el diplomado en creación literaria en la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM). Su poesía escritural y visual, ha sido publicada en México, Ecuador, España, NYC, Colombia y Argentina. Fue incluida en La palabra transfigurada: poesía visual mexicana (CONACULTA-INBA, 2014). Finalista en el Premio Internacional de Poesía Visual Experimental (Badajoz, España 2015). Ha publicado su poesía visual en destacadas revistas, tales como ffooom (Brasil), Escáner Cultural (Chile) y Revista Ensamblada La Jirafa en Llamas (Valencia, España). También destaca su participación en las exhibiciones: Muestra de Poesía Visual Internacional de Quilmes, Argentina (2015), POESÍA SIN MARGEN Muestra Latinoamericana de Poesía Visual (Museo de Arte Contemporáneo Argentino, MACA (Buenos Aires Argentina, 2016) y ex!poesía 5ta Bienal de Poesía Visual Experimental de Euzkadi (CDMX, 2016). Incursiona en la producción de ediciones alternativas y experimentales desde el año de 2017. Ha participado en distintos Ferias del Libro, Foros, bienales y exposiciones, tanto en México, como en Ecuador, NYC, y en España.




martes, 25 de abril de 2023

Texto Presentación "Desescribir" de Rodolfo Mata

 


Desescribir
(Ediciones del lirio, 2021) 



Todo acto de escribir, implica desescribir



“Saber ver y abrir estructuras” para la interpretación…

Clemente Padín




La semántica comprende un campo de relación entre formas y símbolos con material real o abstracto. La palabra = imagen. La acción se complementa al rendirle paso al significado.

Rodolfo Mata nos detalla un panorama real. Una de las primeras imágenes que abre la publicación Desescribir, despliega un verso que sentencia: “Hoy la actitud es una exactitud y los prefijos fijezas móviles”. Entre un cielo plagado de nubes y el horizonte que se bifurca en el azul del mar, se articula el proceso de desescribir a través de la imagen-texto-mensaje-receptor.

A la manera de las vanguardias que transcribieran sus manifiestos en producciones artísticas, Rodolfo Mata encamina su trabajo hacía la investigación y producción de poesía visual. Ecléctico en la estructura semántica de sus composiciones, sigue también una de las principales características en la obra de J.M. Calleja (Barcelona 1952) referente de la poesía visual internacional y de la vanguardia poética en España (1963-1981), y quizá una de sus principales influencias estéticas. A la vez, se diferencia marcando una tendencia al reflexionar sobre los medios electrónicos y en la utilización de la pluma fuente; así están producidas las piezas de esta edición.

Hay libros que se planean como una unidad. Desescribir es un compendio en que la evolución del poema visual, comprende y transgrede tres grandes etapas:

  • Desescribir: fotografías de viajes, bitácoras de viajes, ejercicios de tinta china.
  • Implante: alude a la presencia y al uso de los medios electrónicos en la edición y combinación de imágenes y textos. Detrás de todo ello está el código.

En relación al uso del código, muchos artistas en la actualidad recurren al uso de la tecnología para la producción de su obra plástica, sonora y gráfica. De hecho, el código es parte de la cotidiana, a través de éste, también las tecnologías digitales, tanto como artistas visuales y poetas, han planteado como un metalenguaje al que pueden acceder a través del uso de paquetería especifica.

Ya en la Escuela de la DidEYÉtica se planteó una lectura semiótica, cuyos objetivos hicieron posible el contacto visual entre público y objeto a través de modelos de referencia, con aplicación de la experiencia poética y cuyo principio fue encontrar una correlación entre signo/ significación que permitía determinar y organizar la lectura de nuevos comportamientos visuales. La DidEYÉtica, consistía en la valorización de las referencias producidas poéticamente a través del código “imagen”.

DidEYÉtica = lectura de la visualidad – la imagen por código. Mensaje para el ojo. La palabra como soporte de la imagen. “Escritema” (Ulises Pereira, 1976) = poética para el ojo. “Escuela del mirar”.) [1]

Los planteamientos de la Escuela de la DidEYÉtica, que hacían referencia a la poesía visual como un código, siguen vigentes en la poesía postextual.

  • Manuscribir: corresponde a la imposibilidad de abandonar papel, tinta y mano; por su maleabilidad más inmediata.

La experimentación visual poética –con antecedentes desde el periodo grecolatino, el medievo y el renacentista-barroco-, constituye una práctica que unifica formas como la pintura, la escritura de la palabra o su expresión verbal y expresiones gráficas, como el montaje y el collage; herencia de las vanguardias del surrealismo y del Dadaísmo.

Entre las influencias artísticas están presentes en los poemas visuales que imprimen una serie de fusiones entre el op art y el glitch art. Estas técnicas crean un efecto de falla donde los marcos que deberían cambiar no lo hacen.

Estas influencias del op art y el glitch art, las encontramos en los poemas: Cartesiana (17 marzo 2016) pág. 24, Evidencias (20 julio 2015) pág. 46, Comunidad poética (28 marzo 2015) pág. 54, Rimbaudelaire (15 julio 2013) pág. 118, La desaparición ilocutiva (30 marzo 2016) pág. 84.



Cartesiana
(17 marzo 2016)





Evidencias (20 julio 2015)





Comunidad poética (28 marzo 2015)




Además, cada imagen comparte espacio con la poesía escritural. Cito:


La foto es mía

El yo es de Baudelaire

El centro no es mío

La pérdida es de la gramática

El montaje es tuyo

El marco es blanco

La idea es de quien la trabaja

6 febrero 2014


El trabajo artístico se enfrenta a una permanente experiencia de los límites. Las nuevas tecnologías de la reproducción, abren el paso hacía nuevos lenguajes y formas de escribirlos.

La búsqueda de una práctica eficaz y de nuevas formas expresivas, no puede utilizar los soportes tradicionales, basados en un concepto del lenguaje. Se afronta la necesidad de “reinventar”.

La polidimensionalidad del código en el lenguaje multidisciplinar de Rodolfo Mata; aborda la fotografía, la caligrafía y el arte electrónico. Cada disciplina suma sus vertientes experimentales: a la poesía visiva, concreta, aleatoria, evidente, fonética, gráfica, elemental, electrónica, automática, gestual, cinética, simbiótica, ideográfica, multidimensional, espacial, permutacional, casual, programada, cibernética, semiótica; a lo que se añaden prácticas como la poesía sonora, materica, caligráfica, gimnastica, comestible, dinámica, imposible, o “la nueva escritura”, la “escritura englobante”, la videopoesía o la fotopoesía, entre otras variadas combinaciones y búsquedas.



Mónica González Velázquez, abril de 2023.




[1] DidEYÉtica: una post-lectura de la poesía visual, Márcio Almeida; Signos Corrosivos. Selección de textos sobre poesía visual concreta-experimental-alternativa. Compilador y organizador: César Espinosa. NÚCLEO POST-ARTE. Ediciones Literarias de Factor (México, 1987).


viernes, 13 de abril de 2018

La poesía salva

Colección Conmemorativa X Aniversario
(miCielo ediciones, 2017)



Presentación del libro de Mónica González Velázquez. El ruido del mundo. México: miCielo Ediciones, 2017. (Feria Internacional del Libro del Zócalo, Ciudad de México, 22 de octubre de 2017).

Poemas graves, corporales, melancólicos nos presenta la poeta Mónica González Velázquez en su plaquette de poesía El ruido del mundo. El tema que atraviesa este breve poemario es el cuerpo herido. Mejor dicho: la dimensión espiritual, la persistencia, de quien libra las batallas contra una enfermedad. O contra el dolor cotidiano.

La dimensión corpórea del ser humano ha sido abordada en las llamadas escrituras de la enfermedad, que en cierta fase pueden incluso definirse como lírica terminal, según Tamara Kamenszain. Poetas como Enrique Lihn, Néstor Perlongher, Héctor Viel Temperley o José Lezama Lima y, recientemente, en México, como Rocío González y Pura López Colomé, han tratado en su obra el tema de la enfermedad. De la enfermedad propia. 

Señala Carolina Sancholuz, en un artículo sobre Manuel Ramos Otero, que se verifica

la incorporación de situaciones explícitamente provenientes de la experiencia autobiográfica de los poetas, en particular las enfermedades (el cáncer en Lihn, el SIDA en Perlongher, el tumor cerebral en Viel Temperley, la pulmonía y el presentimiento del fin en Lezama). Hermanados por diversos padecimientos (tejidos tumefactos, tumores, infecciones, dificultades respiratorias), las dolencias se encarnan en sus cuerpos y en sus textos poéticos como correlatos del cuerpo enfermo (98).


Inmersa en esta tradición literaria, Mónica González Velázquez incluye en El ruido del mundo poemas sobre la epilepsia. Padecida en primera persona, la epilepsia aqueja al yo lírico que enuncia. La experiencia proviene, en efecto, explícitamente de la autobiografía:


PERO BUSCO EL EQUILIBRIO
Para que mis crisis desanden
los ritmos tónico – clónicos del Gran mal.
Los ritmos de la despedida. (15)


Para quien tenga la fortuna de ignorar a qué se refieren en específico estas palabras, he aquí la descripción que APICE (la Asociación Andaluza de Epilepsia) ofrece acerca de la epilepsia con crisis tónico-clónicas generalizadas, antiguamente conocida como Gran Mal:

Descripción de las crisis:

Se produce una pérdida de consciencia. 

Comienzan con una primera fase tónica (rigidez del tronco y de las extremidades) y una segunda fase clónica en brazos y piernas (rápidas convulsiones) que pueden durar varios minutos.

A continuación el paciente suele entrar en un sueño profundo que es tanto mayor cuanto más haya durado la crisis. 

Al despertar es habitual la desorientación y el dolor de cabeza. (s.n.)


Esta somera descripción, que permite apenas atisbar cómo se vive la crisis en carne propia, encuentra su contraparte en este pasaje memorable, de profundidad lírica, en El ruido del mundo:

Y allí estás tú con los brazos tendidos sobre la superficie que te vio caer y convulsionar presa de dolor después de la batalla contra un púgil que golpea más fuerte cada día con vértigo y dolor concentrado en la lengua mil veces rota pero te levantas y al paso de los días canturreas la misma canción empuñas la mano en alto te empujas los anticonvulsivos y esperas el viento atolondrado de la siguiente despedida. (23)

En estas líneas se echa mano de una metáfora de la epilepsia que la equipara con un púgil o luchador que golpea “más fuerte cada día” a quien la padece. El verbo empuñar —“empuñas la mano en alto”— indica que no hay una actitud de recepción pasiva, sino una actitud de pelea, de empuñar una espada contra el adversario.

Hemos entrado aquí en el terreno que Susan Sontag explora en su obra La enfermedad y sus metáforas: el vocabulario de la batalla en la descripción de enfermedades, como el cáncer, por ejemplo. Dice Sontag:

Cuando se habla de cáncer, las metáforas maestras no provienen de la economía, sino del vocabulario de la guerra: no hay médico, ni paciente atento, que no sea versado en esta terminología militar, o que por lo menos no la conozca. Las células cancerosas no se multiplican y basta: “invaden”. […] A partir del tumor original, las células cancerosas “colonizan” zonas remotas del cuerpo, empezando por implantar diminutas avanzadas […]. Las “defensas” del organismo no son casi nunca lo bastante vigorosas para eliminar un tumor. (s.n.)

En la obra de Mónica González Velázquez se lleva a cabo la enunciación mediante metáforas, pero, ante todo, se lleva a cabo la enunciación en sí misma:

Ante el escenariotu dolor en silencio crecey una vez máste vuelves guerrera. (33)

Paradójicamente, aunque se menciona el silencio como un rasgo de la enfermedad en este poemario, resulta que el poema es palabra (contundente) que rompe con el silencio. Acerca de este fenómeno, expresa Denise León en su artículo “El cuerpo herido. Algunas notas sobre poesía y enfermedad”, que

La mayoría de los cuerpos heridos o enfermos, innumerables y vulnerados en las más variadas formas posibles, no llegan a trascender —como individuos— el espacio social en el que viven. Sin embargo, algunos cuerpos heridos —a rastras con su dolor, su enfermedad y su impotencia— son asediados por la palabra, se vuelven objetos de una construcción cultural que los va transformando en poemas, representaciones simbólicas, palabra viva. (55)


La poeta Mónica González Velázquez transforma, en El ruido del mundo, la experiencia de la epilepsia en representaciones simbólicas efectivas, como aquella del “Ave-Fénix” que renace de sus cenizas porque, después de otra crisis, se vuelve guerrera “una vez más”.

La construcción del espacio simbólico en este poemario se logra también mediante la configuración de los significados del hospital:

AHORA ESTOY EN DONDE NO ESTOY
Nadie habita la cercanía, excepto:
la mujer de blanco
los sueros
los electrodos
el catéter.
[…]
Aquí todos somos:
Pulsaciones de mar ya retirándose… (27)


Afirma Gabriel Bernal Granados acerca de Hospital Británico, de Héctor Viel Temperley, que “Todo parece, es verdad, el producto de una estancia prolongada en un nosocomio, que es un cuerpo, que es un buque, que es, a la larga y en definitiva, un poema”, “porque el tiempo y el universo mismo parecen haber sido diseñados en ese momento […] por […] esa mente enferma que discurre sobre las ruinas de su cuerpo” (s.n.). 

El nosocomio que es un cuerpo que es un poema se presenta en El ruido del mundo como un acto verbal definitivo: el silencio, el padecimiento, el hospital están allí, como un hecho indescifrable y maligno. Sin embargo, la palabra poética salva, en muchos sentidos, a quien la profiere:

LE DIGO A MI CUERPO: SÁLVAME
Y unos brazos me sostienen
hasta contener los graznidos de un cuervo enfurecido.


Le pido a mi boca que siga hablando
para escuchar las notas de mi nueva canción:
sálvate SÁLVATE sálvate
Y su coro me aleja del SILENCIO. (25)


La poesía salva. Acaba con el silencio, transfigura en significados enunciables los sinsentidos inefables de la enfermedad y de la muerte: esa, la innombrable, la que a todos se nos promete. Somos el ser que va a morir, es cierto, pero ahora mismo estamos vivos y podemos expresarnos.

También yo he pedido, en alguna ocasión, y ahora mismo, con vehemencia, “pido un verso que los nombre, / que los cure y que nos salve” (76).




Iliana Rodríguez




Obras citadas

APICE (Asociación Andaluza de Epilepsia). “Epilepsia con Crisis Tónico-Clónicas Generalizadas”. http://www.apiceepilepsia.org/Epilepsia-con-Crisis-Tonico-Clonicas-Generalizadas Consultado el 21 de octubre de 2017.

Bernal Granados, Gabriel. “Poesía completa, de Héctor Viel Temperley”. Letras Libres. 31 de agosto de 2009. http://www.letraslibres.com/mexico/libros/poesia-completa-hector-viel-temperley Consultado el 21 de octubre de 2017.

León, Denise. “El cuerpo herido. Algunas notas sobre poesía y enfermedad”. Telar, número 10, 2012.

Rodríguez, Iliana. Embosque. México: Universidad Autónoma de la Ciudad de México, 2013.

Sancholuz, Carolina. “Una poética de la muerte. Sobre Invitación al polvo, de Manuel Ramos Otero”. Letral, número 6, 2011.

Sontag, Susan. La enfermedad y sus metáforas. El SIDA y sus metáforas. Edición digital. Traducción de Mario Muchnik. Barcelona: De Bolsillo, 2011.

sábado, 7 de octubre de 2017

FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA DE LA CIUDAD DE MÉXICO



Mis fechas de participación en el FIPCM, espero verlos por allá.


JUEVES 12 
FORO RAMÓN XIRAU
MESA DE EDITORES DE POESÍA
17:00-17:50 hrs

Mónica González Velázquez (México, miCielo Ediciones), Iván Cruz (México, Malpaís Ediciones), Héctor Martínez Rojas (México, Pluralia Ediciones), Michael Espeier (Alemania- Revista Literaria PARK / editorial Aphaia-Verlag) Traductora: Emma Julieta Barreiro


VIERNES 13 
FORO GENERAL
MESA DE LECTURA DE POESÍA
15:00-15:50 hrs

María Sangüesa (España), Ingrid Bringas (México), Blanca Luz Pulido (México), Roxana Elvridge Tomas (México), Legna Rodríguez Iglesias (Cuba), Mónica González Velázquez (México)





Mónica González Velázquez (Ciudad de México, 1973). Poeta, artista visual y editora. Egresada de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. A la par cursó el Diplomado de Creación Literaria en la Escuela de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM). Tomó talleres de poesía experimental con el poeta Raúl Renán, entre 1998 y 2001. Le han sido publicados: Tríptico de desamor, La luz y las sombras altas, Poesía reunida, Las cosas últimas; Gran mal, Glory box, Las eternas rutas, El misterio de los mundos vulgares, Breviario de la renunciación y Crónica de los días que ya no son. Antología poética 2001-2015 (El quirófano ediciones, Guayaquil 2016). Destaca su participación en La palabra transfigurada: cien años de poesía visual mexicana (Ediciones del Lirio, CONACULTA-INBA, 2014). Finalista en el Premio Internacional de Poesía Visual Experimental, Badajoz 2015. Directora de miCielo ediciones, proyecto especializado en Libro-objeto y Libro de artista.

sábado, 4 de marzo de 2017

Reseña a "Crónica de los días que ya no son"

(Guayaquil, Ecuador; 2016)


Dice Giorgio Agamben en El fuego y el relato que la parábola establece una semejanza entre el Reino –de los cielos en este caso- y algo que se encuentra aquí y ahora sobre la Tierra. Esto quiere decir que la experiencia del Reino pasa por la percepción de una semejanza y, que sin dicha semejanza, es imposible para los hombres la comprensión del Reino. El Reino, expresado mediante la parábola es un acontecimiento: la red arrojada al mar y que recoge todo tipo de peces, el tesoro que un hombre encuentra en el campo y, prosigue Agamben, el gesto del que siembra. Así, el Reino se convierte en un discurso cifrado que sólo comprenden aquellos que deberían comprenderlo pero que, al mismo tiempo, exhibe su misterio.

En los poemas de Mónica González Velázquez (Ciudad de México, 1973) el Reino es una insignia de lugares perdidos. El Reino es un lugar que nos llama; es memoria y es tiempo. En ese transitar, Mónica se mueve por el poema de forma lenta, cadenciosa, como en el inicio de una danza que absorbe todo el vértigo y el caos de la ciudad que la rodea. El poema, como el cuerpo, es un lugar que se recorre lento, de forma contemplativa: El hombre asciende las ruinas de su cuerpo, dice en el poema “Nunca más silencio”. Sitio de ruinas, muchas veces, la gran ciudad se vuelve un despojo de la memoria, piedra de toque en la memoria, habitable sí, pero ajena, quebrada: Soy un cuerpo fragmentado / ola espiral en danza rota, Las piedras gritan los nombres de los que ya se han ido, de los que rastrean los cuerpos de cuerpos ajenos, de los que no descienden, se lee en “La bruma se dispersa” y “Eva en el paraíso”, respectivamente. De este modo, el poema reside en una grieta, una herida que respira y se niega al bullicio sabiendo que ahora todos los nombres / son uno mismo. Y esa negación, ese contraerse es el sentido de su existencia: Nunca, nunca, nunca más la herida, escribe Mónica en “Renunciación”.

Bataille, en 1993, escribió que el término de la poesía, significa en efecto, de la manera más precisa, creación por medio de la pérdida. En “Crónica de los días que ya no son” (El Quirófano Ediciones, 2016), Mónica González Velázquez hace patente este principio por medio de la saturación sonora que la ciudad provoca en medio de movimientos como insignias que nos hacen recordar la brevedad y su capacidad de resistencia: En ésta fe ciega (a destellos cordura) / con un dedo en la frente (insignia-insgne-insignificante) / viene a decirme que esta historia / de tan intensa ya no existe. / ah! La brevedad, malsana resistencia (la existencia), dice en "Presagio 2".

Silvio Mattoni escribe a propósito de los efectos de la creación por medio de la pérdida: Sin duda que tal como las prácticas del gasto improductivo, es decir, el lujo, el derroche, la guerra, la experiencia mística, el erotismo, se oponen al orden de la producción de bienes, de la conservación y reproducción mecánica de la sociedad, así también la poesía se opondría al orden acumulativo del lenguaje, a la transmisión de un saber utilizable. Esta oposición al orden acumulativo del lenguaje implica retirar el velo de la instrumentalidad de las palabras, esto es, que dejen de designar y sacrifiquen el sentido en favor de un ritmo, de un movimiento, un acto propiciatorio. Tal y como la parábola tiene forma de comparación, así la palabra que devuelve al Reino está destinada a comprenderse en su literalidad, pero eso evitaría el recorrido, la soledad. La instrumentalidad de la palabra del Reino esquivaría todo acto solitario. Dice Agamben: “No entender ya la palabra del Reino es una condición poética”. Sólo los grandes solitarios emprenden largas caminatas, tejo la palabra, rememoro y aguardo el regreso de los días, escribe Mónica. La palabra del Reino está vaciada de sentido y nombra, a tientas (mis palabras son la voz del ciego), para no decir, sino para llamar (Conjuro tu historia a otra historia, tu nombre a otro nombre) y comprender la letra, volverse parábola, porque la parábola siempre habla como si no fuera el Reino (porque no voy a permanecer en este reino al amanecer) y, sin embargo el Reino (Para construir reinos perdidos / junto al mar).

En medio de ese Reino reconstruido, escribe Mónica: Hay en estas líneas el presagio del fin del mundo. Porque lo inmóvil no es lo que busca y dice: Corro por un bosque de palabras, en este juego de periferias y acercamientos virtuales. Hasta que levanta su árbol, como insignia de la vida y la danza que aún habita debajo de todo el bullici trémulo de la ciudad, como esperanza ecológica ante el fin del mundo-Reino-reconstruido, como huella de su paso por la ciudad: el corazón de un árbol / soy / soy, y danza, también el latido del amor como esperanza que recorre con mayor intensidad y franqueza los últimos poemas de este libro.

En Crónica de los días, que ya no son, Mónica se apega a un registro que tiene como referentes inmediatos a Efraín Huerta, Max Rojas y José Emilio Pacheco. No obstante, la misma Mónica se encarga de hacer explicitas otras referencias –Leopoldo María Panero, Guillermo Fernández, Cesare Pavese-, de ahí que sus poemas busquen siempre la movilidad, el tránsito. El impulso verbal que anima esta colección se ve complementado por componentes visuales que recuerdan a Mallarmé, Marinetti o Apollinaire y que configuran una música alterna al mismo ritmo que ya tienen los poemas, llevándolos a simular una partitura que provoca que se multipliquen los recursos retóricos y las acotaciones para dotar a cada texto de una voz única. Estos recursos tipográficos y visuales parecen decirnos que las palabras son la presencia, la reconstrucción, la resistencia.

Crónica de los días, que ya no son, es un itinerario de viaje a lo largo de siete libros, es la poesía que se levanta para ocupar su lugar entre los escombros, entre el ruido de la ciudad, es el llamado al Reino, pero sobre todo, es una forma de estar en el mundo.

Hasta aquí había pensado en decir algo acerca de Luis Alberto Arellano y de Mónica y de mí, pero las palabras comienzan a fallar. Este libro, plagado de pérdidas, de lugares grabados en la memoria en medio de todo el caos posible y la poeta, ahí, en medio de todo, receptiva siempre, en movimiento siempre; decía, este libro es también una celebración del lugar, del lugar aquel al que sólo podemos acudir no nombrando, sino únicamente, y eso con muy poca certeza, llamando. El lugar en donde alguien ejecuta una breve “danza de insignias, sueños y sentidos”. Ese alguien, quiero creer, es Luis Alberto, que de seguro festejaría la presentación de este libro hoy, aquí, con todo nosotros. Por eso quiero repetir las últimas frases del prólogo, escrito por el mismo Luis Alberto, no como una sentencia, sino como una celebración de su vida, de esta escritura con la que Mónica nos lo trae y nos lo acerca. Digo, junto a él:

“Que nadie empañe la felicidad del mundo”.

Que se conserve intacta la alegría y que todos puedan escandir la copa en el pozo del amor.

Que nadie empañe la felicidad del mundo.  


Juan Antonio Alfaro


S.L.P. / 03 de marzo de 2017